No todos los personas de otros países afrontan en las mismas circunstancias la obtención de un permiso de residencia y trabajo en España. Los llamados “visados dorados” o “visados de oro” –en inglés “golden visa”– son un método de entrar legalmente en el país, y por ende en la Unión Europea, dirigido a un grupo muy selecto. Son aquellos ciudadanos extracomunitarios que disponen de al menos medio millón de euros para adquirir una propiedad inmobiliaria; o bien más de un millón para ingresar en depósitos; más de dos millones en bonos del Estado o se pueden considerar profesionales “altamente cualificados”.
Este sistema se implantó en España en plena crisis económica en 2013, a imagen de otros países de la Unión Europea. Desde entonces ha servido para conceder 43.863 visados, entre sujetos directamente beneficiados y sus familiares, según datos disponibles de 2018.
Diseñados para atraer inversión extranjera y utilizados en muchos países del mundo, los “visados dorados” se aprobaron en España en septiembre de 2013 a través de la ley de apoyo a los emprendedores y su internacionalización. El programa flaqueó en sus comienzos por la dureza de los requisitos que se imponían, hasta que en 2015 un cambio en la normativa facilitó los trámites burocráticos. Desde entonces ya no es necesario conseguir un visado provisional. Además, la autorización de residencia se otorga por dos años renovables cada cinco, y no cada dos, como inicialmente, y se facilita el reagrupamiento.